El caso es que no pensaba escribir sobre este tema, pero a raíz de esta imagen que ha compartido mi amigo Miguel, he tenido la necesidad irrefrenable de hacerlo. Primero porque no me gusta, creo que es oportunista y facilota, y segundo, porque todo esto huele fatal.
Ante todo creo que hay algo que debe reconocerse. Sea quien haya sido el encargado de filtrar la información que posteriormente Julian Assange ha hecho pública a través de Wikileaks, está claro que ha cometido un delito, tanto si era un trabajador del gobierno norteamericano como si no, porque se ha apropiado de una información que no es suya. Por tanto, aquel que colabora con un delincuente, inequívocamente, también lo es (igualmente habría que pensar hasta qué punto también lo son los diarios implicados). No voy a entrar en valorar quién es más criminal, si la información que atesoraba el gobierno estadounidense es éticamente lícita o no, o si me alegro de que esto haya pasado. Para mí este asunto está a caballo entre un atentado terrorista y un acto valeroso de la resistencia.
En cualquier caso, adonde quiero llegar es que si Assange o las personas que están implicadas en todo esto, pensaban que podrían escapar limpiamente, creo que han sido muy ingenuas o muy osadas. No se pone en evidencia al Servicio de Inteligencia más poderoso del planeta y punto. ¿Que su proceso actual es una caza de brujas? Casi seguro (aunque su caso también tintes bastante oscuros), pero tarde o temprano lo imputarían. ¿Qué si lo extraditan a Estados Unidos estará perdido? Desde luego. Pero quién ignora que el mundo esta dirigido por mafiosos. Si les apuntas, ellos disparan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario